Feggy Ostrosky
Directora de Laboratorio de Neuropsicología de la UNAM
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El Mal
- Al mal se le asignan 13 significados, entre ellos: “diablo”, “que se opone a la razón o la ley”, “que es de mala vida y costumbre”.
- El mundo está, estuvo y siempre estará lleno de bien y mal, porque el bien y el mal son el Yin y el Yang de la condición humana.
- ¿Por qué cruzamos esa línea entre el bien y el mal? Porque esa línea es móvil y permeable.
- En un esfuerzo para combatir esta tendencia, se han incrementado el número de investigaciones dirigidas a entender sus causas y así desarrollar tratamientos.
- Se creía que a la gente buena se le podía seducir para cruzarla. En circunstancias buenas y raras los niños malos podían recuperarse con ayuda, reforma y rehabilitación.
- Lucifer era el ángel favorito de Dios. Paradójicamente, fue Dios quien creó el infierno para guardar el mal, pero fracaso en mantenerlo ahí.
- Filósofos y psiquiatras hacen una distinción entre la agresión benigna y la agresión maligna o violencia.
- La agresión benigna es una reacción breve para protegernos del peligro.
- En contraste, la agresión maligna es el deseo de dañar a los demás por placer sadista.
- En el aspecto filosófico han coexistido dos visiones acerca del origen del mal.
- Una visión postula que los seres humanos nacen fundamentalmente buenos y que se vuelven agresivos o violentos durante su desarrollo.
- La otra visión que postula que los niños aprenden a “no ser agresivos”.
- La deshumanización y despersonalización son mecanismos de defensa psicológicos que promueven las guerras.
- Para poder matar a otro ser humano es necesario abolir todo sentimiento de empatía y representarlo como un bárbaro salvaje cuyo objetivo es hacernos daño.
- Los sentimientos de defensa personal y de venganza están a flor de piel y la parte más primitiva del cerebro humano, que es el sistema límbico, toma las riendas y las zonas pre-frontales o pensantes. En lugar de inhibir impulsos, los activan promoviendo el odio y el abuso.
- Desafortunadamente, los psicólogos han demostrado que todos somos capaces de manifestar conductas desviadas.
- Las palabras pueden herir más que los golpes.
- Los instrumentos para medir la violencia de pareja deben incluir: las amenazas, los intentos y los actos que pueden causar sufrimiento o lesiones físicas.
- La violencia más extrema es la que termina en asesinato y para medir este grado de violencia existe un índice de maldad de 22 niveles.