¿Qué pasa entre China vs. EE.UU.? Les vamos a explicar con peras y con manzanas qué onda con esta novela que se está desarrollando.
Si algo nos encanta es el drama (aunque en esto de guerras mundiales quizás deberíamos dejarlo solo a Hollywood) y cuando se trata de política internacional, China y Estados Unidos son los personajes principales.
En esta nueva temporada de «Quién Manda en el Mundo», Beijing acaba de soltar una bomba: “Estamos listos para cualquier guerra que nos quieran echar”. No importa si es comercial, económica o de otro nivel, China dice que no se deja. Pero, ¿esto es real o solo una estrategia para marcar territorio? Agárrense, porque aquí les contamos qué está pasando de verdad.
Round 1: La guerra de los aranceles
Todo este chisme empezó con Trump, quien decidió que China estaba ganando demasiado dinero vendiéndole cosas a EE.UU. y se puso en modo America First. ¿Su jugada? Subir los aranceles a prácticamente todo lo que venga de China, haciendo que esos productos se vuelvan más caros en el mercado estadounidense.
¿Y qué hizo China? Pues se la regresó con impuestos del 10-15% a productos agrícolas de EE.UU.. Básicamente, le dijo: “¿Crees que solo tú puedes jugar sucio? Pues toma esto”. Así empezó una guerra comercial que, aunque suena aburrida, tiene efectos terribles en la economía global.
Ahora, China subió el tono con una publicación en X (sí, Twitter pero con disfraz de Elon Musk), donde dejó clarito que si EE.UU. quiere pelea, la tendrá.
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¿En serio China se quiere pelear o es puro bluff?
El primer ministro chino, Li Qiang, aprovechó un discurso para dejar caer otra bomba: China va a aumentar su presupuesto de defensa un 7.2% este año. Así, como quien no quiere la cosa, nos recuerda que están armándose cada vez más.
Pero ojo, porque también dijo que China sigue abierta a la inversión extranjera, lo cual suena más a “tranquilos, amigos del mundo, no nos saquen su dinero” que a “nos vamos a la guerra ya”.
O sea, por un lado, China quiere mostrarse como un país fuerte que no se deja, pero por otro, necesita que el mundo siga confiando en su economía. ¿Será que solo están marcando territorio sin querer llegar a algo más serio?
Los problemas internos de China (sí, también tienen problemas como toooodos)
Aunque China se quiera vender como el país indestructible, la verdad es que tiene varios “pedillos” en casa:
- Poca confianza en el consumo → La gente no está gastando tanto, y eso afecta la economía.
- Crisis inmobiliaria → Un montón de edificios vacíos y deudas que no cuadran.
- Desempleo en los jóvenes → Cada vez hay más chinos con título universitario pero sin trabajo.
Por eso, el gobierno ha tenido que meterle miles de millones de dólares a la economía para que la cosa no caiga en pedacitos. Con este panorama, ¿de verdad se arriesgarían a una guerra comercial o algo más grande con EE.UU.? No suena a la mejor decisión del mundo.
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China, ¿lista para la guerra?
A ver, China tiene el segundo presupuesto militar más grande del mundo con $245,000 millones de dólares, pero sigue estando lejos de EE.UU. en cuanto a gasto militar. Además, aunque su ejército está en constante entrenamiento, no significa que vayan a entrar en combate de la nada.
Eso sí, en octubre pasado, Xi Jinping dijo que las tropas debían “prepararse para la guerra” mientras hacían ejercicios militares cerca de Taiwán. Pero, una cosa es estar listo y otra muy diferente es querer aventar la primera piedra.
Lo que sí es claro es que a China le encanta mostrar su fuerza, aunque en el fondo sabe que no le conviene una guerra de verdad (¿a quién sí?).
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¿Quién gana y quién pierde?
Si esto sigue escalando, todos salimos perdiendo. ¿Por qué? Porque cuando dos gigantes se pelean, el resto del mundo siente los golpes:
- Las empresas que dependen de productos chinos o exportaciones a EE.UU. podrían verse afectadas.
- Los precios podrían subir, y eso nos pega a todos como consumidores.
- Otros países podrían aprovechar la tensión para hacer alianzas con China o EE.UU., cambiando el equilibrio de poder.
Pero China también podría jugar la carta de acercarse más a otros países que han sufrido con los aranceles de Trump, como México y Canadá. Al final, esto es más un juego de estrategia que de golpes directos.
¿Esto es puro ruido o hay que preocuparnos?
China lo dejó claro: “No nos dejamos intimidar”, y EE.UU. no se queda callado. Pero, ¿realmente van a llevar esto más lejos? Por ahora, parece más un show de declaraciones que una amenaza real.
China necesita estabilidad económica y EE.UU. tiene elecciones encima, así que una guerra (comercial o peor) no sería el mejor movimiento para ninguno de los dos. Eso sí, con estos dos, nunca se sabe. Así que seguiremos atentos al siguiente episodio de este drama internacional.