El amor es algo que todos queremos, pero ¿Puede costarte todo? veremos «Mujeres que por amor perdieron la libertad» – mujeres encarceladas por amor
En México el 53 % de las mujeres son encarceladas por amor en prisiones federales, la mayoría por delitos relacionados con drogas. Muchas de ellas frecuentemente como “eslabón más bajo” impulsadas por sus parejas o redes familiares.
La ONU señaló que aproximadamente el 40 % de las mujeres condenadas por delitos contra la salud fueron “obligadas a hacerlo por sus novios o cónyuges” 9 de cada 10 mujeres privadas de libertad están involucradas en delitos vinculados a relaciones sentimentales con sus parejas. Algunos estudios dicen que un gran porcentaje de quienes delinquen —principalmente en narcotráfico— actúan bajo presión de sus parejas. Las estimaciones oscilan entre un 40 % y hasta 90 %.
Las mujeres encarceladas muchas veces son en realidad las victimas, ya sea de sus parejas o por sacrificarse para que su familia no sufra, y lo más desgarrador es que tienen que «abandonar» a sus seres queridos, ¿y sus parejas? la triste realidad es que terminan abandonándolas.
- En 2020, alrededor de 8 166 mujeres entraron a cárceles estatales y federales; en 2022 esa cifra aumentó un 39–40 % (11 356 mujeres), y muchas fueron “incitadas u obligadas por sus parejas”.
- El 85 % de las reclusas son madres. En 2022 había 258 mujeres en prisión embarazadas o lactando, y el 96 % de los niños nacieron dentro de la cárcel.
- En CDMX, el 70 % de las reclusas no recibe visitas, comparado con el 91 % de los hombres.
¿Por qué muchas mujeres son encarceladas por amor?
Las mujeres en México enfrentan altas tasas de desempleo, así como condiciones laborales precarias, como falta de contratos formales, bajos salarios y ausencia de seguridad social. La falta de empleo estable las vuelve vulnerables a involucrarse en actividades ilícitas como alternativa para generar ingresos.
Muchas mujeres encarceladas han sido víctimas de violencia o abuso sexual, situación que en ocasiones las lleva a delinquir por coerción, defensa propia o desesperación.
En México, delitos vinculados con la supervivencia, como el comercio informal, delitos menores y hasta la posesión de drogas para consumo personal, suelen ser penalizados sin considerar el contexto de vulnerabilidad. Esto afecta principalmente a mujeres en pobreza, que a menudo no cuentan con representación legal adecuada ni acceso a mecanismos alternativos de justicia.
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Condiciones procesales adversas
Las reclusas lidian con otro problema y este es causado más por la incompetencia de la burocracia, la cual es incapaz de darles una sentencia clara o justa dada sus circunstancias.
- Casi el 50 % de las mujeres presas no cuentan con sentencia firme: De las 13 354 mujeres encarceladas en 2024, 46.8 % no tenían sentencia (vs. 36 % de hombres). El 50 % de ellas está bajo prisión preventiva oficiosa, y el resto en otras medidas cautelares.
Incremento significativo
Un hecho trágico es que estos casos no han hecho más que aumentar, se ha ido presentando un incremento muy desafortunado en las sentencias a mujeres, y no parece que vayan a bajar (lamentablemente).
- Entre 2007 y 2013, la cifra de mujeres en prisión creció en 400 %.
- De 2020 a 2022, el número de mujeres ingresadas a prisiones estatales y federales subió de 8 166 a 11 356, un aumento aproximado del 39 %
- Las detenciones por delitos menores y falta de recursos son los más comunes, muchas mujeres no pueden pagar fianzas de apenas $ 400 a 8 mil pesos para salir libres.
- Un 65 % de las mujeres están en cárceles mixtas, lo que aumenta el riesgo de abuso sexual, extorsión y prostitución.
- Más de 346 menores viven en prisión con sus madres, y muchos otros están separados.
- La ENPOL (Encuesta Nacional de Población Privada de la Libertad, realizada por la INEGI) 2021 muestra que el 15.5 % de las mujeres sufrieron agresión física o sexual por las autoridades durante su detención; el 39.8 % violencia física en total, y el 4.8 % reportó violación
Con Martha Debayle: Experiencias de 3 mujeres al haber perdido su libertad por amor
Y bueno, la mejor forma de entender esto es escuchando la dura historia de unas mujeres que han pasado por esto, ahora les presentaremos las historias de 3 mujeres a las que se les hizo un daño terrible:
Karina y su sentencia por lenocinio y corrupción de menores
Karina, 48 años y con una sentencia de 24 años con 11 meses, de los cuales en la apelación le bajaron la sentencia a 19 años 11 meses, pero estuvo en reclusión 10 años y salió de hace 4 años. Su sentencia fue lenocinio y corrupción de menores de 18 años .
Estar en la cárcel fue un vivir diario con la incertidumbre de cuándo se abrirán esas puertas para volver a estar libre, Lo último que supo de su pareja fue que se apegó a su beneficio (figura legal) para obtener su libertad. Su trabajo siempre fue de mesera y le gustaba, pero hubo un tiempo dónde el jefe de gobierno, en ese tiempo Marcelo Ebrad, cerró muchos lugares, discotecas, bares etc. y se quedó sin trabajo y sin solvencia económica .
Le ofrecieron trabajo en un bar dónde conoció al que pensó que sería el amor de su vida. Al principio todo iba muy bien, trabajaron juntos en ese lugar por 4 años. Al llegar más mujeres sintió que estorbaba, así la hacía sentir, y dejó de trabajar con él. En el transcurso de un mes contrataron gente más joven y, sin pedir documentos, contrataron a más mujeres.
Pasado ese mes, le volvieron a hablar, diciéndole que querían que regresara con él y que el que se hubiera ido había sido un error. Le pidió que regresara a trabajar y ella le dijo que sí. El día que se presentó a trabajar llegó un operativo y la acusaron de ser la jefa de la banda de trata de blancas, le dieron la misma sentencia que al dueño porque era su pareja sentimental.
Daniela, el engaño de su pareja y muerte de su hija
Daniela tiene 46 años y su experiencia fue muy difícil, pues llegó a México siendo muy joven y su familia no supo nada de ella hasta que se encontraba en la cárcel. Desde que ingresó a prisión, perdió toda comunicación con su ex pareja y decidió no volver a saber nada de él, sobre todo porque considera que fue él quien la llevó a la cárcel siendo inocente, debido a sus celos, confiaba mucho en su ex pareja, quien le decía que la amaba y que quería empezar una nueva vida con ella. Fue por esa razón que decidió mudarse con él a la Ciudad de México, buscando un nuevo comienzo en un lugar donde nadie los conociera.
Sin embargo, reconoció que en realidad no conocía bien a la persona con la que estaba. En México descubrió su lado violento, pues fue la primera vez que él la golpeó. Jamás imaginó que su vida cambiaría tan drásticamente al terminar en la cárcel por su causa. Vio cómo su pareja apuñalaba a su hija hasta matarla, después regresaron a donde ella vivía y cuando la policía lo fue a buscar, ella lo encubrió ya que él la tenía amenazada, por eso, fue acusada de homicidio.
Señaló que su ex pareja le había dicho que si él caía en prisión, ella también estaría ahí, pues aseguraba que no la dejaría irse porque era “todo su amor”. Siente un profundo dolor por haber perdido todo: a su hija, a su madre y muchos años de su vida que pasó en la cárcel, tiempo que no podrá recuperar. Dijo que le duele aún más saber que lo perdió todo por un hombre al que amaba.
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Betty y el narcomenudeo
Betty, de 58 años, salió de prisión en el año 2016, después de haber permanecido encarcelada durante 6 años y 7 meses, que fue la duración de su sentencia por Delitos contra la Salud en todas sus modalidades, entre ellas Narcomenudeo, corrupción de menores, portación de un arma y asociación delictuosa. Describió su tiempo en prisión como un «shock», habiendo estado recluida tanto en Santa Martha como en las Islas Marías.
En cuanto a su expareja, afirmó que no volvieron a verse una vez que ella ingresó a prisión, ya que su abogado separó las causas y cada uno llevó su proceso de manera independiente. Su esposo se volvió adicto a la cocaína, y en 2009, un grupo armado irrumpió en su casa exigiendo ver a su esposo debido a deudas de drogas. Apuntaron con un arma a su nieta de tres años. Ella les gritó que la llevaran con su jefe, lo cual hicieron.
Con la cabeza cubierta, llegó a una casa donde el «jefe» o «patrón» le informó que su esposo les debía 300 mil pesos por la droga y exigía su dinero, ella ofreció cocinar y limpiar para saldar la deuda, pero le dijeron que debía vender droga desde su casa, lo cual fue una imposición. Por esta razón, terminó en prisión. Durante el arresto, 200 elementos de la AFI, un helicóptero y tres perros tácticos estuvieron involucrados, y sufrió tortura en su hogar junto con sus familiares.
Y aquí lo tienen, la triste y dura realidad es que muchas mujeres en prisión en realidad fueron victimas de injusticias, tratos inhumanos y violencia que en primer lugar ¡No tenían nada que ver! Así que con esto debemos preguntarnos ¿Realmente vale la pena perderlo todo por amor?